Oda a la hermandad


La hermandad no es de sangre
El alma la describe mejor
Es cuando el espíritu alegre
Glorifica la amistad con honor.

Solo unos cuantos vislumbran
Lo que muchos no privilegian
Como tesoros aquellos toman
La amistad cuando la encuentran.

Tener ese poder de reconocerla
Que permite alardear sin temor
Aquel con valor de entregarla
En cual suceso no habrá traidor.

Gran suspiro es el que deja
Los momentos que hayas vivido
El recuerdo bueno o malo refleja
La gratitud de haberlos tenido.

En tus edades los has gozado
Te alejas de ellos sin previo olvido
A todos añoras con respeto erguido
Porque al regreso no te han abandonado.

Pleitos con ellos has lidiado
Algunos días han enmudecido
Por muy grande el problema sido
Plañidero perdón los ha abrazado.

Es un don el poder encontrarlos
Divino el poder reconocerlos
Discernirlos para valorarlos
Es responderles para mantenerlos.

El vitalicio tesoro es indistinto
En mi madre o compañero a nacido
El mundo justo ha respondido
La gracia en quien se ha escrito.

El tiempo potencia la confianza
Él mismo parece menguarla
Uno con otro siempre el tiempo fianza
Para tener el placer de extrañarla.

A veces no puedes elegir
Muchos amigos es conflicto
Injusta la decisión de convivir
Y el tener elección es inaudito.

Si bien honor a quien honor merece
El privilegio de poder contarlo
Que un amigo grato lágrimas padece
Y entre mundo siempre justo honrarlo.

Para tenerlos primero hay que encontrarlos
Al hacerlo a los cielos siempre se agradece
No os quejéis después por no cuidarlos
Porque a ellos nadie se les parece. 







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